Conseguir el valor de su dinero

El ROI es siempre el Santo Grial de los gastos TI, afirma Hobbs, pero medirlo desde el punto de vista de la infraestructura de red es difícil sin echar primero una ojeada a los objetivos de negocio.

Si, por ejemplo, una red se diseña o mantiene mal e introduce fallos de rendimiento, entonces la pérdida de productividad puede afectar al ROI.

O si al mejorar la infraestructura se implementan nuevas tecnologías como VoIP, matiza Hobbs, entonces el ROI se puede derivar de los servicios de red mejorados al reducirse los gastos en telecomunicaciones.

Ahorros de ancho de banda

El Retorno de la Inversión también se puede calcular en términos de ahorros de ancho de banda o si la empresa reduce la cantidad de ancho de banda que tuvo que desplegar o adquirir. “Esta forma de calcula el ROI es muy simple, pero frecuentemente es por la que se guían los CIOs”, asegura Whiteley.

Otra forma de medir el ROI de una actualización de red, según Kerravala, es a través de la satisfacción del usuario final, al proporcionar una mayor fiabilidad y tiempo de respuesta de la aplicación. “La red es un servicio compartido que permite la ejecución de un buen número de aplicaciones. Hay que medir el valor relativo de cada aplicación antes y después de actualizar la red para calcular cuáles son las ventajas financieras conseguidas con ello, y eso es un proceso extremadamente duro”, apunta Kerravala.

Así que si la VoIP, los usuarios móviles, la arquitectura orientada a servicios o las oficinas remotas están complicando la red, quizá también ha llegado el momento de mirar hacia las nuevas ofertas de infraestructura. Después de todo, una red con un rendimiento pobre es como un coche viejo, entiende Kerravala. “Si cada mes tienes que llevarlo al taller, seguramente sea más barato comprar uno nuevo".