Frank Abagnale se hizo muy popular en la década de los 60 como falsificador de cheques y en sólo cinco años trabajó con ocho identidades diferentes, de modo que consiguió 2,8 millones de dólares en 26 países distintos gracias a sus argucias para suplantar identidades ajenas.

Hoy día, este curioso personaje dirige Abagnale & Associates, ha escrito varios libros y su biografía sirvió de inspiración a Steven Spielberg para rodar ‘Atrápame si puedes’, protagonizada por Leonardo di Caprio y Tom Hanks.

Cambio de papeles: de ladrón, a policía

Tras hacerse pasar por piloto, y viajar gratis por todo el mundo, o ‘ejercer’ la medicina durante once meses, fue capturado en 1969 en Francia cuando le identificaron en un aeropuerto en el que había carteles con su retrato. Después de pasar varios meses en prisión en ese país, fue conducido a Suiza, donde cumplió un año de condena, y finalmente a los Estados Unidos donde estuvo 12 años en una prisión federal. Salió de ella a cambio de una condición: colaborar con el Gobierno en la lucha contra el fraude.

Abagnale ha sido el invitado especial en la RSA Conference celebrada en Londres hace unos días, donde ha dejado ‘perlas’ que demuestran el mérito de esas personas que se ríen de la vida, triunfan y se hacen millonarios cambiando su papel de ladrón por el de policía.

“Hoy día la suplantación de identidades es un negocio muy rentable”, afirmó Abagnale, “las compañías necesitan realmente centrarse en soluciones de gestión de identidad”. Asimismo, este millonario norteamericano reconoce que es inevitable que la gente venda información confidencial, mientras confíe en no ser capturada, por lo que recomendó a los representantes de las empresas allí presentes que da igual la tecnología que tengan, pues debe ser continuamente actualizada y mejorada.

Cada problema tiene su respuesta

Por otra parte, Abagnale se muestra totalmente en contra de que se empleen técnicas biométricas para la identificación en cajeros automáticos, por ejemplo. En el momento que pierdes un password, sólo pierdes una clave, “pero una vez que pierdas tu ADN, pierdes tu identidad para siempre”.

Abagnale también desarrolló la solución PrivacyGuard en 1996, al considerar que el almacenamiento de información confidencial pone en bandeja la suplantación de identidades. “Me gustan las soluciones simples, hay una respuesta para todo problema”.