¿Consideran los internautas españoles que Internet es lo suficientemente seguro? ¿Y aquellos que aún no lo son? ¿Esta posible desconfianza podría llegar a condicionar el desarrollo de la Sociedad de la Información?

Estas son algunas de las dudas que planteó el origen de la Primera Oleada del Estudio sobre la Seguridad de la Información y la e-Confianza de los Hogares Españoles, realizado y presentado ahora por el Observatorio de la Seguridad de la Información de Inteco, el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación. Y entre sus conclusiones alguna muy reveladora como el hecho de que "el 70 por ciento de los usuarios que no están en Internet no lo está por temor, pero quien utiliza habitualmente la Red no la abandona a pesar de sufrir graves problemas de seguridad", según Enrique Martínez, director de Inteco.

Y es que, como pone de manifiesto el estudio, a pesar de que el 72 por ciento de los ordenadores domésticos con acceso a Internet presenta algún tipo de código malicioso, para el internauta, la Red se ha convertido en 'imprescindible' y por tanto, estos problemas no llegan a asustarle como para dejar de navegar por ella.

Pero ¿qué medidas de seguridad se utilizan? De acuerdo con Inteco, el 64 por ciento de los equipos está suficientemente protegidos, y un 28,3 por ciento presenta una protección básica.

Mayoritariamente, el usuario confía en medidas de seguridad automatizadas. El 95 por ciento declara poseer un antivirus, aunque sólo el 87 por ciento lo tiene instalado. El cortafuegos es la segunda medida de seguridad más extendida, con un 76 por ciento de penetración entre los usuarios estudiados. El 62 por ciento elimina archivos temporales y cookies, y el 56 por ciento usa programas anti spam o anti espía.

Así pues, la tecnología no es el problema sino el uso que hacemos de ella. Es decir, hábitos de los internautas con los que es necesario acabar: abrir correos de desconocidos con asuntos sospechosos, desactivar el antivirus o otras medidas de seguridad para poder acceder a determinados servicios, compartir programas a través de las redes P2P sin comprobar que están infectados, dar la dirección de email a desconocidos o agregarles a los programas de mensajería instantánea, entre otros.