Trucos infalibles para que tus frutas luzcan frescas y jugosas por más tiempo

Guardar la fruta correctamente es un lío en muchos hogares. Saber cómo tratarla para que se mantenga fresca no solo ayuda a evitar el despilfarro, sino que también te permite disfrutar de todo su sabor y vitaminas. En este artículo te contamos algunas estrategias para que tus frutas duren más, teniendo en cuenta las características y necesidades específicas de cada una.
Problemas con el almacenamiento tradicional
El frutero es la opción de siempre para guardar la fruta, pero a veces puede acelerar su maduración y deterioro. Esto pasa porque algunas frutas, como manzanas y peras, emiten gas etileno, un gas incoloro que actúa como hormona vegetal y acelera el proceso de maduración en las frutas cercanas. Los plátanos, por ejemplo, son muy sensibles al etileno y pueden mancharse de marrón rápidamente si los juntas con otras frutas que lo produzcan.
Por otro lado, el frigorífico no siempre es lo mejor para todas. Las frutas tropicales, como los plátanos, prefieren un ambiente más cálido y pueden perder su sabor o textura si se enfrían demasiado. Por eso es importante saber en qué condiciones se siente mejor cada tipo de fruta.
Condiciones ideales para que tus frutas se mantengan frescas
Para que tus frutas perduren en buen estado, lo ideal es mantenerlas entre 15°C y 20°C. Un sitio seco y con buena ventilación evita que se acumule humedad que acelera su deterioro. Además, es mejor alejarlas de la luz solar directa para evitar que se calienten demasiado.
Dividir bien las frutas también ayuda mucho. Separar las que generan etileno de las que son más sensibles a este gas puede alargar su vida útil. Por ejemplo, colgar los plátanos en un gancho no solo evita que se magullen, sino que también reduce su exposición al etileno.
Ideas ingeniosas para almacenar fruta
Hay varios trucos para conservar diferentes tipos de fruta. Envolver los tallos de los plátanos en papel plástico o aluminio puede disminuir la cantidad de etileno que emiten. Para las bayas, guardarlas en frascos de vidrio es una buena forma de evitar la humedad y mantener su frescura.
Las manzanas, por ejemplo, se conservan mucho mejor en un sótano fresco, lo que puede hacer que duren considerablemente más. Y si quieres mejorar la ventilación alrededor de las frutas cítricas, probar con bolsas de malla es una opción muy práctica.
Adaptar el almacenamiento según la madurez
Es bueno tener en cuenta que cada fruta va a necesitar cuidados distintos según su madurez. Frutas como los aguacates y los duraznos que aún están verdes deben conservarse a temperatura ambiente hasta que estén blanditos. Una vez maduras, meterlas en el frigorífico puede ayudar a que no se sigan madurando tan rápido.
Las manzanas y las peras son ejemplos de frutas que se resisten bien y que se deben guardar en un sitio oscuro y fresco para que aguanten más tiempo sin perder calidad. También resulta útil ajustar los cajones del frigorífico según el tipo de fruta, para controlar mejor la humedad.
Otros detalles que hay que tener en cuenta
A veces se cree que ciertos signos indican de forma inequívoca que la fruta se ha echado a perder, pero no siempre es así. Por ejemplo, que un plátano tenga la piel negra no significa que esté malo; con la maduración, el almidón se transforma en azúcar, lo que lo hace más dulce y perfecto para hornear o preparar batidos.
Si metes en el frigorífico plátanos que ya están muy maduros, podrías prolongar su uso algunos días más, aunque esto puede cambiar un poco su sabor y textura. Con estos consejos, podrás disfrutar de todas las propiedades nutricionales y gustativas de tus frutas preferidas, reduciendo al mismo tiempo el desperdicio.