Problemas al guardarlos
Si los guardas de forma equivocada, los tomates se pueden poner blandos en nada. Por ejemplo, meterlos en el frigorífico es una práctica habitual que, aunque parece lógica para conservarlos, en realidad puede cambiar su textura delicada y atenuar su sabor. El frío interfiere en el proceso natural de maduración y, una vez que vuelven a temperatura ambiente, es difícil que recuperen toda su jugosidad y sabor.
Guardar los tomates en cestas de frutas tampoco es una buena idea. Aunque las cestas permiten que circule el aire, en el caso de los tomates esto acelera la maduración y la descomposición. El calor de la cocina y la falta de una buena circulación hacen que maduren demasiado rápido, y un tomate echado a perder puede acabar afectando a los demás.
Formas recomendadas para conservarlos
El sitio ideal para almacenar los tomates es un lugar fresco, seco y protegido de la luz directa del sol. Un armario o una despensa que no reciba sol funciona de maravilla. Es importante que haya buena aireación alrededor de ellos para evitar la acumulación de humedad, que puede hacer que se deterioren aún más rápido.
Si prefieres dejarlos en la encimera de la cocina, procura que esté a la sombra y bien ventilada. Así, los tomates seguirán madurando lento y de forma natural sin perder textura ni sabor.
Trucos para mantenerlos en buen estado
Para evitar que aparezca moho o se multipliquen bacterias, es aconsejable lavar los tomates justo antes de usarlos o cocinarlos. También, guardarlos con el lado del tallo hacia abajo ayuda a que conserven mejor la humedad interna.
Además, es buena idea mantenerlos alejados de frutas que liberan etileno, como los plátanos y las manzanas, ya que este gas acelera la maduración y puede hacer que se pongan malos antes.
Ventajas económicas y medioambientales
Guardar los tomates de forma adecuada no solo realza su sabor, sino que también reduce el desperdicio de alimentos. Hacer que duren varios días menos viajes al supermercado se traducen en un ahorro en el presupuesto y un beneficio para el ambiente.
En lo personal, desde que cambié la forma y el sitio en que almaceno mis tomates, he notado que se desperdician menos por estar demasiado maduros. Esta práctica me ha supuesto un ahorro en casa y ha contribuido a cuidar un poco mejor el entorno.
Conservar bien alimentos tan básicos como el tomate tiene un efecto muy positivo en nuestro día a día. No solo nos permite disfrutar de su sabor fresco y auténtico, sino que también apuesta por maneras más sostenibles de cocinar. ¿Tienes algún truco o consejo para guardar tus tomates? Comparte tu experiencia, que siempre es bueno aprender nuevas formas de mantener nuestros alimentos en perfecto estado.