Sudáfrica tiembla en silencio: la tierra se eleva bajo nuestros pies

Recientes estudios han puesto de manifiesto un fenómeno geológico sorprendente en Sudáfrica: el terreno se está alzando lentamente sobre el nivel del mar. Entre 2012 y 2020 se han registrado unos 6 milímetros de elevación, lo que ha despertado la atención de científicos y especialistas en todo el mundo. Esta información es clave para entender cómo los cambios climáticos afectan tanto al medio ambiente como a la estructura del planeta.
¿Qué hay detrás de esta subida del terreno?
El seguimiento de esta elevación se ha hecho gracias a una extensa red de receptores GPS permanentes repartidos por todo Sudáfrica. Estos datos han permitido a los investigadores relacionar la sequía severa con el aumento del terreno. Un estudio realizado por la Universidad de Bonn, y presentado en la American Geophysical Union (AGU), encontró una correlación directa entre las zonas con condiciones de sequía pronunciadas y el alzamiento medible del suelo.
Para profundizar en estas tendencias, se analizaron los patrones de lluvia de la región. Los datos satelitales –en particular, los del satélite GRACE, diseñado para estudiar la gravedad terrestre– han sido de gran ayuda para confirmar la influencia de la falta de lluvia en estos cambios. GRACE ha aportado información muy útil sobre la capacidad de almacenamiento de agua en los suelos sudafricanos.
Explicaciones científicas y desmitificaciones
Christian Mielke, investigador del Instituto Alemán de Geodesia e Información Geográfica, comenta que los datos recogidos permiten calcular, por ejemplo, cómo varía la masa total de agua en suspensión, que incluye el agua en ríos, la humedad del suelo y las aguas subterráneas. Las zonas con menor cantidad de agua han mostrado de manera consistente una elevación más marcada en las estaciones GPS. Según Mielke, “estos resultados pueden usarse para calcular, entre otras cosas, la variación en la masa total de almacenamiento de agua”.
Anteriormente se había pensado que una formación geológica conocida como pluma podía ser la causa de este fenómeno, pero esa hipótesis se descartó al comprobar que estaba directamente ligada a las condiciones de sequía extrema.
Cambio climático y seguimiento del fenómeno
Sudáfrica vive episodios intensos de sequía de forma bastante habitual. Por ejemplo, en 2018 Ciudad del Cabo estuvo a punto de llegar al famoso “Día Cero”, cuando las autoridades hubieran dejado de poder suministrar agua potable. Estas situaciones extremas se están volviendo más frecuentes y notorias, en parte por el calentamiento global. Según las Naciones Unidas, África se está calentando a un ritmo superior al promedio mundial, aun siendo responsable de tan solo alrededor del 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Los sistemas modernos de monitoreo ofrecen además la ventaja de poder medir con precisión el alcance de estas sequías y evaluar el agotamiento de las reservas de agua. Estos datos son fundamentales para tomar decisiones sobre la gestión del agua en zonas cada vez más afectadas por la escasez.
Consecuencias a nivel mundial y próximas investigaciones
El fenómeno observado en Sudáfrica es un ejemplo claro de cómo los cambios en el tiempo pueden desencadenar movimientos geológicos que afectan la infraestructura, la agricultura y la estabilidad de los ecosistemas. Pequeñas variaciones en los patrones de agua pueden influir en la producción agrícola y hasta en los cimientos de las construcciones.
La tecnología actual permite detectar cambios milimétricos con una precisión asombrosa, utilizando sistemas satelitales diseñados inicialmente para observar el espacio y que ahora se aplican con éxito al estudio del planeta.
Estudiar estos movimientos sutiles ayuda a construir modelos que nos permitan entender mejor los efectos globales del calentamiento. La relación entre la disminución del agua y la elevación del terreno podría abrirnos la puerta a nuevas ideas, incluso en el estudio de otros planetas.
El creciente interés por este tema invita tanto a científicos como a la sociedad en general a reflexionar sobre cómo nuestras acciones presentes pueden moldear no solo nuestro entorno inmediato, sino también procesos naturales fundamentales para el equilibrio futuro de nuestro planeta.