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¿Están cumpliendo los Gobiernos de los países europeos su compromiso con la Agenda Digital? Europa se queda rezagada

Por Nadia Babaali, Communications Director, FTTH Council Europe

07 Julio 2012por Nadia Babaali, Communications Director del FTTH Council Europe

A mediados del siglo XIX, el pueblo francés de Alençon era un próspero punto de paso entre París y el oeste de Francia, compitiendo en importancia con Le Mans, su rival en la región. Fuen entonces cuando llegó a la zona el ferrocarril, pero no para Alençon: la vía entre París y el oeste pasaba por Le Mans, dejando Alençon de lado. El pueblo cayó en un periodo de estancamiento económico, mientras que Le Mans experimentó un rápido desarrollo. Hoy, son las infraestructuras de redes ultrarrápidas las que son determinantes a la hora de asegurar la fortuna económica y el progreso de ciudades y regiones

Nadia Babaali

Nadia Babaali

La Comisión Europea estima que cada incremento del 10% de penetración de comunicaciones de banda ancha y redes ultrarrápidas hace crecer la economía entre un 1% y un 1,5%. Para impulsar este crecimiento, los estados miembros de la Unión Europea quieren implementar la Agenda Digital de la Comisión Europea, un proyecto con múltiples facetas diseñado para crear un mercado europeo único para servicios digitales.

En el corazón de la Agenda Digital Europea (DAE según sus siglas en inglés) está el proyecto de despliegue de redes de banda ancha para asegurar la provisión de estos servicios y, con ellos, el desarrollo económico europeo. La CE estima que si Europa desea manten su competitividad respecto a otras regiones, en el año 2020 necesitará unas redes de Acceso de Nueva Generación (NGA), que aseguren que el 50% de los hogares europeos tengan conexión a Internet a velocidades de 100 Megabits por segundo (Mbps) y que el 100% de ellos tengan una capacidad de descarga de, al menos, 30 Mbps.

Hasta ahora, 21 estados miembros han definido objetivos cuantitativos de cobertura para el despliegue de las NGA con objetivos de ancho de banda desde 25 Mbps hasta 1 Gigabit por segundo (Gbps) y con entornos de cobertura entre el 75% y el 100% de los hogares o de la población.

Sin embargo, estos objetivos no se están trasladando al despliegue de las imprescindibles redes de banda ancha ultrarrápida y el consiguiente incremento del uso de la Fibre to the Home (FTTH). Como resultado, Europa se está quedando rezagada.

A finales del 2011, la UE tenía 4,5 millones de suscriptores FTTH/B, comparados con los 54,3 millones de la región de Asia Pacífico y los 9,7 millones en Norteamérica, según IDATE. En las principales economías, como Alemania, Reino Unido y España, la penetración de FTTH es inferior al 1% en el total de los hogares.

Si quieren cumplir los objetivos de la Agenda Digital, los gobiernos de los diferentes países de la UE necesitarán ser mucho más proactivos a la hora de legislar y de establecer incentivos que fomenten la construcción de redes NGA. De hecho, la rentabilidad vendrá de una mezcla de legislación simplificada y nueva infraestructura que facilitará el comercio y promoverá el crecimiento económico.

Uno de los principales motores de la Agenda Digital es el deseo de erradicar las potenciales diferencias y carencias en materia digital entre países, evitando que, en ciertas áreas, no existan incentivos para que los operadores desplieguen infraestructuras de alta velocidad.

Se necesita pasar a la acción. Una respuesta posible de los gobiernos es desarrollar modelos de Acuerdos Público-Privados (PPP) a nivel nacional o local, lo que facilitaría la financiación de las redes y ofrecería servicios que beneficiarían al contribuyente.

Una encuesta realizada por la OCDE revela que el ahorro de costes derivado del uso de infraestructuras NGA en cuatro sectores, transporte, sanidad, electricidad y educación, justificaría por sí solo la construcción de una red FTTH nacional.

Ciertamente, los países que faciliten la construcción de las redes FTTH serán capaces de ofrecer servicios públicos clave de un modo más eficiente: por ejemplo, ofrecer sanidad online abriría la posibilidad de llevar a cabo consultas remotas utilizando sistemas de videoconferencia en áreas rurales o con pacientes que tengan dificultades para desplazarse.

Además con comunicaciones de banda ancha, los ciudadanos pueden teletrabajar desde sus domicilios de un modo más práctico y eficiente, ayudando además a las empresas a ahorrar costes y ofrecer flexibilidad a sus empleados. Algo que también abre nuevas posibilidades para revitalizar las economías de las zonas rurales.

Las inversiones son el mayor freno a lo previsto en la Agenda Digital: para ofrecer 100 Mbps al 50% de los hogares europeos hacen falta entre 181.000 y 268.000 millones de euros 

Lamentablemente, aún estamos lejos de esas metas y la CE valora como "moderado" el progreso de países y gobiernos en la implementación de la Agenda Digital. Son numerosos los factores que frenan las acciones y los programas de los estados miembros y, entre ellas, se encuentran las inversiones necesarias: ofrecer velocidades de acceso de 100 Mbps al 50% de los hogares europeos exige inversiones que oscilan entre los 181.000 y los 268.000 millones de euros.

Los resultados iniciales del modelo de costes, actualmente desarrollándose por parte de FTTH Council Europe, muestra que  conectar los objetivos de la Agenda Digital con FTTH sería una de las soluciones de menor coste y requeriría una inversión aproximada total de 192.000 millones de euros.

Además, hay que resaltar unos potenciales ahorros enormes; por ejemplo, reutilizar o compartir las infraestructuras existentes. La coordinación de estas medidas de economía de costes debe ser una tarea de capital importancia para los gobiernos y reguladores.

Hay signos alentadores de que organizaciones privadas y municipales están abriendo camino, lo que indica que las Administraciones Públicas no se quedarán solas a la hora de invertir. Esto significará un incremento en la capacidad total de las infraestructuras y en la comercialización al por menor de redes de acceso basadas en fibra, que apuntalarán los innovadores servicios futuros.

En Europa, algunas ciudades ya han reconocido la importancia de las redes ultrarrápidas FTTH y están impulsando su despliegue, generalmente a través de compañías privadas. En Múnich, por ejemplo, la compañía de servicios públicos SWM, junto con el operador de telecomunicaciones M-net, han invertido 250 millones de euros en construir redes FTTH y esperan que el próximo año, la mitad de los hogares de esa capital, unos 350.000, estén conectados por redes.

En Estocolmo, el gobierno municipal ha constituido una comisión, en la que casi la totalidad de losd participantes son compañías privadas, para construir una red FTTH y alquilarla a operadoras y suministradores de servicios.

Si Europa no empieza a tomarse en serio el despliegue de redes de banda ancha, correrá el peligro de seguir los pasos de Alençon en el siglo XIX y no experimentará el crecimiento económico que tan desesperadamente necesita.

En Holanda, inversores privados se han aliado con la operadora KPN para ofrecer FTTH a la gran mayoría de la población en los próximos 5 a 10 años y, como primer resultado, un millón de hogares ya tienen cobertura proporcionada por esta red y un 40% de ellos han contratado sus servicios de banda ancha. 

Mientras tanto en el Reino Unido, CityFibre tiene como objetivo desplegar FTTH a velocidades de cómo mínimo 100 Mbps a un millón de viviendas y 50.000 negocios en ciudades que nos son las mayores del país.

Sin embargo, para asegurar el marco estratégico nacional, son los gobiernos europeos quienes tendrán que jugar un papel relevante a la hora de asegurar la coordinación entre todas las partes, incluyendo a las autoridades locales y regionales, inversores privados y reguladores.

Portugal, por ejemplo, ha invertido fondos del Plan de Recuperación Económica Europea para desplegar redes NGA en 140 municipios rurales, que requerían despliegues para conectar al menos al 50% de la población de la región a velocidades de 40 Mbps o más. El país luso ha ofrecido también facilidades crediticias por valor de 800 millones de euros a los inversores en las redes NGA.

Francia, mientras tanto, ha puesto sobre la mesa una regulación para facilitar la cooperación entre operadores para la implementación de FTTH con el objetivo de ofrecer banda ancha ultrarrápida al 70% de la población para el 2020, llegando al 100% en 2025. Para finales de 2011 los reguladores de telecomunicaciones franceses preveían que aproximadamente la mitad de los 19.000 millones de euros previstos para construir redes de banda ancha ultrarrápida vendrían de fondos públicos.

La realidad para los gobiernos y sus socios privados es clara. Así como los servicios públicos y privados y los dispositivos se desarrollan según la demanda, la prioridad debería ser tener una infraestructura para el futuro que pueda soportar el crecimiento y los cambios en el uso de la banda ancha. A diferencia de Fibre to the Cabinet (FTTC), que está limitada por su dependencia de las redes de cobre para transmitir datos, FTTH ofrece conexiones de fibra con el edificio desde el principio.

Las redes de banda ancha ultrarrápida FTTH jugarán un papel importante al asegurar la competitividad y la prosperidad de Europa en el futuro, pero esas redes sólo pueden desarrollar todo su potencial para transformar las economías locales y nacionales si se generalizan y extienden.

Dada la gran escala del proyecto de infraestructuras, los gobiernos y aquellos agentes responsables de tomar o participar en las decisiones necesitarán dar el paso para coordinar la inversión púbica y privada y, de este modo, las redes se harán de una manera más efectiva, tanto en coste como en tiempo.

Desafortunadamente, muchos gobiernos aún están muy lejos de llegar a enfrentarse al desafío real de desplegar la infraestructura NGA. De hecho, algunos de ellos aún se cuestionan los objetivos de la Agenda Digital.

Pero la historia nos ha enseñado que la transformación económica depende de la infraestructura. Si Europa no empieza a tomarse en serio la implementación de las redes de banda ancha del mañana, correrá el peligro de seguir los pasos de Alençon en el siglo XIX y no experimentará el crecimiento económico que tan desesperadamente necesita.

El FTTH Council Europe es una organización empresarial en la que participan más de 150 empresas y que tiene como misión acelerar la disponibilidad para consumidores y empresas del acceso a redes de alta velocidad basadas en fibra. El Consejo promueve estas tecnologías, esenciales para proporcionar  nuevos servicios que mejoran la calidad de vida, contribuyen a mejorar el medio ambiente y aumentan la competitividad. Más información en www.ftthcouncil.eu

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