La Dirección General de Tráfico se encuentra actualmente en un proceso de renovación completa, con cambio de ubicación incluido para muchos departamentos, como el de Informática. La infraestructura tecnológica de la institución dependiente del Ministerio del Interior demandaba un cambio, pues “veníamos de un entorno ‘host’, que no daba respuesta a las necesidades de administración electrónica que teníamos”, asegura el Consejero Técnico del Departamento de Calidad, Daniel Cabrero, que explica que el objetivo era llevarlo todo a un entorno de sistemas abiertos. “Se planteó el problema del rendimiento y realizamos un estudio sobre las opciones de Compuware y Mercury, de HP, y nos decantamos por esta última por su mayor experiencia en el campo de las Administraciones Públicas”.

Por el Departamento de Calidad pasan todos los desarrollos y nuevos programas de software antes de entrar en fase de producción. En un primer momento, se hace un filtro de auditoría para ver cómo están hechas las aplicaciones y su código fuente, según palabras de Cabrero. “Después se entra en proceso de pruebas y con el software de Mercury, posteriormente, se realiza un examen y dar el visto bueno definitivo a la aplicación”, señala.

En definitiva, hasta que una aplicación no pasa por este departamento no comienza a funcionar. El proyecto de implantación de esta solución corrió a cargo de GFI Informática, partner de HP Mercury, que ostenta una gran experiencia en trabajos del ámbito de la seguridad y la calidad.

Evolución continua

Actualmente, la DGT cuenta con Oracle y DB2 como bases de datos; IBM es el proveedor de los servidores de aplicaciones; y confían en Apache para la parte de presentación, según comenta Cabrero. Asimismo, están realizando estudios para adoptar un sistema ERP y tecnologías basadas en BPM, aunque todo se encuentra en fase de evaluación.

La Subdirección de Informática está compuesta por diferentes áreas: Desarrollo, Sistemas, Organización y Consejería, que es la que nos ocupa, que ha logrado una comprobación de las aplicaciones de manera totalmente automatizada gracias a la aplicación de Mercury, con la que trabajan directamente, día a día, cuatro personas.

La formación necesaria para que un empleado pueda familiarizarse con esta solución precisa de un periodo de cuatro semanas, una de manejo y otras tres de asesoría con el apoyo del personal de GFI.

La implantación, iniciada hace cinco meses, está evolucionando aunque está ya en fase de producción. “Estamos con la metodología de pruebas y desde el segundo mes estamos realizando cambios para adaptarlo mejor a nuestras necesidades”, aclara Daniel Cabrero.

En la solución elegida se incluyen las herramientas para gestionar las pruebas funcionales (con Quality Center), denominadas de ‘caja negra’, la definición de requerimientos, el seguimiento y planificación del proyecto de pruebas (para certificados y niveles de rendimiento se emplea la herramienta Load Runner) y las herramientas para ejecutar pruebas de stress y capacidad de los próximos sistemas que se instalen. Por últimos, Quick Test Pro es la solución que se está evaluando actualmente para la automatización de pruebas funcionales.

El proyecto de implementación ha ascendido a más de 300.000 euros, donde se incluyen licencias y formación. Uno de los principales valedores del software de HP es el Ministerio de Administraciones Públicas, cuya experiencia con Mercury contribuyó a que este departamento la DGT se acabase decidiendo por él.

SOA se encuentra entre las opciones de futuro para esta institución, “estamos poniendo la base con desarrollos propios para adoptar servicios Web con más garantías”, explica Cabrero. “Entre los servicios más destacados están las consultas sobre el permiso por puntos, los expedientes sancionadores y multas, etc., disponibles en la página web. Hay muchos servicios previstos aunque no a todos va a acceder de manera directa el ciudadano”.

Otro proyecto que la DGT afrontará en breve es la adopción de CMMI Adquisición para contar con estos estándares en todos los procesos. Desde hace tres meses existen dos versiones de CMMI, el de Desarrollo y el de Adquisición, según comenta Cabrero. Éste último encaja muy bien con la AAPP porque “suple la carencia de funcionarios y se paga por lo que se contrata, permitiendo mayores garantías en los procesos de adopción de tecnología”.